De acuerdo con el planteamiento y desarrollo de las ideas que se exponen en este documento, elaborado por Prof. Luis Rodolfo Rojas, hay un aspecto básico sobre el que creemos interesante profundizar en la reflexión, y es lo que e l autor plantea en la siguiente afirmación “intentar producir ciencia sin una cultura científica puede ser tan débil como producir y no publicar o publicar sin haber investigado” el eje central de la temática, es la cultura científica y el elemento central de la problemática que el Prof. Rojas asoma es la falta de implementación o desarrollo de la cultura científica enfocada en la educación universitaria, si hablamos de cultura científica, es necesario entender lo que ella implica “Se entiende la cultura científica como comprensión de la dinámica social de la ciencia, de manera que se tejen, en una interrelación entre productores de conocimientos científicos y otros grupos sociales, todos ellos como partícipes del devenir de la cultura, produciendo significados cuyos orígenes y justificaciones provienen desde distintas prácticas, intereses, códigos normativos y relaciones de poder, entendiéndose como un devenir continuo.” (Vaccarezza: 2008:110). Así como lo define Vaccarezza, la cultura científica es un devenir continuo lo que nos permite afirmar que se incurre en un error al evaluar la actividad científica y de investigación desde el nivel de la educación superior concretamente en el postgrado, llámese este maestría o doctorado sino que es un proceso continuo de formación en los diferentes niveles del sistema educativo no solo en los estudios de cuarto nivel, ya que para nuestra consideración a este nivel se cosechan los frutos del desarrollo de una cultura científica que se logra a través de toda una trayectoria en nuestro sistema educativo que se inicia en el nivel básico y diversificado como estructura angular de formación para el ingreso a las universidades. Es allí principalmente donde se inician las distorsiones de nuestra educación desde el punto de vista de la formación del área científica y de investigación. Podemos citar como ejemplo las áreas de física, química y biología donde años tras años se repiten los mismos experimentos o contenidos que no permiten a los educando desarrollar la curiosidad del saber ser, como bien lo cita el autor; además los profesores y profesoras se encierran en un círculo vicioso de enseñanzas.
En el caso concreto de la educación universitaria, nos encontramos estancados en las dimensiones cognitivas (conocer y hacer) dejando de lado las dimensiones afectivas (convivir y ser), el por qué de nuestra afirmación lo desarrollaremos en las siguientes líneas. Cuando se llega a los estudios de cuarto nivel, se debe llegar siendo investigador, es decir, saber ser investigador. Cuando decimos se es investigador es porque ya se tuvo que haber formado como tal, y es precisamente aquí donde desarrolla las competencias adquiridas en los niveles anteriores, es por ello que compartimos el criterio del autor al establecer que se busca potenciar la transformación del saber ser investigador. Es de aquí donde queremos profundizar nuestra reflexión ¿que implica el saber ser investigador? considerando que esta afirmación es diferente al saber hacer investigación. La primera se refiere a la persona en las dimensiones del ser y convivir y la segunda a la actividad en las dimensiones del conocer y hacer. Este saber ser investigador tiene relación directa con la dimensión del ser de la persona, la cual se refiere a la esencia del individuo a esa área que lo relaciona con los valores y lo espiritual permitiéndole florecer así su propia personalidad.
En el informe presentado por la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI titulado: “la educación encierra un tesoro”, promocionado por la Unesco, en el año 1993. Se establecen cuatro pilares de la educación: El conocer, el hacer, el convivir y el ser. El conocer se refiere a los procesos cognitivos que permiten la comprensión del mundo, el hacer: Al proceso cognitivo que permite la intervercion del hombre en su mundo; El convivir a las interacciones sociales; y el ser al desarrollo pleno de cada individuo y que tiene como esencia la libertad humana y el cultivo de lo espiritual lo cual lo condiciona para obrar con creciente capacidad de autonomía, de compromiso y responsabilidad personal.
Desde este punto de vista es interesante reflexionar en que el saber ser del hombre se refleja o evidencia a través de indicadores como: responsabilidad, compromiso, juicio, respeto, imaginación, creatividad, libertad, curiosidad, pensamiento crítico y autónomo, el amor, la solidaridad, necesidad de comunicación.
Estos son los rasgos que debería poseer el perfil de todo investigador en su dimensión del saber ser investigador, es decir saber ser persona de investigación, comprender el valor, la ética y trascendencia del trabajo científico, caracterizándolo por un espíritu de trabajo para buscar el conocimiento, para aportar nuevas interpretaciones, para gozar del trabajo de investigación y para divulgar sus contribuciones.
Estamos completamente de acuerdo cuando el autor alude que es la falta del saber ser investigador lo que ha generado la cultura de investigación que hemos tenido y que no queremos la cual la caracteriza como deficitaria, insuficiente y en deuda con lo humano y lo social. Tal como se afirma en el informe presentado por la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI titulado: “la educación encierra un tesoro”. Nuestro sistema educativo ha dado prioridad a las dimensiones cognitivas a las relacionadas con el conocer (la ciencia) y el hacer (La tecnología) y han dejado de un lado las dimensiones afectivas del convivir y el ser, es por ello la deuda con lo humano (el ser) y lo social (el convivir).
Es el debilitamiento del saber ser investigador lo que ha transformado el proceso de enseñanza en un proceso de reproducción del conocimiento y no en un proceso de producción y generación del conocimiento. Más que enseñar el profesor debe centrar el esfuerzo en facilitar el aprendizaje mediante la investigación. Debe buscar convertir la asignatura en un proyecto de aprendizaje y de investigación y al mismo tiempo convertir los proyectos de investigación en asignaturas de aprendizajes.
El reto consiste en movernos de una cultura universitaria centrada en dar clases a una cultura centrada en la investigación.
En un mundo en permanente cambio uno de los motores principales parece ser la innovación lo que nos compromete a conceder un lugar especial en la educación a la imaginación y la creatividad que solo puede ser potenciada o desarrollada desde la dimensión del ser.
Cerramos nuestra reflexión, afirmando que si buscamos desarrollar la dimensión del saber ser investigador, estaríamos recuperando el valor de lo humano y de la persona como el sentido fundamental que debe orientar la actividad de investigación y tendremos en nuestras universidades investigadores que realizarían la actividad investigativa, por compromiso con el mismo y con su entorno, quitándole primacía al investigar para logar ascensos y obtener beneficios materiales.
MSc. Willian Páez
MSc. Onaida Roa
Rojas, Luís. 2008. ¿Por qué publicar artículos científicos?. Universidad del Zulia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario