Video De La Entrevista Realizada Por La BBC A Richard P. Feynman
Titulo: El Placer De Descubrir
Autores: Concha Fabiola & Gómez José Luís.
Albert Einstein alguna vez dijo: “No tengo ningún don especial, sólo soy apasionadamente curioso”. Es cierto que, con este comentario, Einstein estaba siendo profundamente modesto. Pero igualmente cierto es que la curiosidad es una poderosa fuerza motriz en el descubrimiento científico. De hecho, junto con el talento y el interés, así como la habilidad matemática u otro tipo de habilidades cuantitativas, la curiosidad es una característica necesaria de cualquier científico exitoso. Este gran científico Richard Phillips Feynman , considerado como uno de los más importantes científicos de la historia de la humanidad ha sido uno de los más populares físicos del siglo XX, nos muestra su aprendizaje durante la infancia y otros aspectos personales, Inicia su entrevista con relatos de cómo su padre le enseño a descubrir los principios de su entorno cercano mediante la técnica de observación y nombres, expresa claramente como le disgustan los honores, las distinciones como el propio premio Nóbel que él recibió y que aprecia mucho menos que el placer de descubrir, de formular una teoría y comprobar que es correcta y que otros pueden aplicarla. Compara las distinciones como el premio Nóbel con una ocasión en la que su padre, mostrándole una foto del Papa junto a un grupo de católicos, le explicó que la única diferencia entre esos humanos y el Papa era el nombre y el uniforme que llevaban puesto y termina su entrevista diciendo que siempre le ha interesado la ciencia porque el ha querido saber como cómo funciona el mundo. Quiere descubrirlo, no hacerse una idea de cómo es y comprobarlo. Lo que me importa dice Feynman, es descubrirlo. Este científico señala que es mejor vivir con dudas, sin saber las respuestas, que teniendo respuestas equivocadas. Feynman a nuestro parecer tenía la curiosidad que implica una cierta inmoderación, un cierto exceso necesario ya a la edad de 13 años comenzó a leer libros de cálculos, creyendo que por primera vez sabia mas que su padre, esto es precisamente lo que la convierte en una pasión: es amoral y se rige por sus propias leyes, razón por la cual la sociedad insiste en domarla de diferentes maneras. La inversión privada en investigación dirige la curiosidad por senderos donde los nuevos hallazgos científicos prometen un alto potencial económico. Los políticos esperan que la investigación funcione como un motor de crecimiento económico. Las comisiones de ética quieren ponerle límites a la investigación, aunque estos requieran una renegociación frecuente. Finalmente, la demanda de una participación más democrática también apunta a influir en las prioridades de la investigación.
El ser humano vive lleno de información que le es útil y que a lo largo de su existencia termina convirtiéndose en una carga o en un arnés que le limita a aprovechar en forma adecuada su tiempo y su energía. La vida debe tener un sentido y para cada persona puede tener un sentido diferente porque cada vida es un mundo pero , si no tuviera ningún sentido sería absurda, A veces no es una meta fija, con el paso del tiempo van cambiando las prioridades y lo que en una edad te parecía importante, cuando han pasado los años , lo puedes ver como una tontería, pero si te planteas dar sentido a cada día como si fuera el último que te queda por vivir, seguramente lo vivirás más plenamente y te sentirás mejor contigo mismo, tanto en el sentido pragmático como en el útil. En sí, para la entrevista realizada a Feynman, describe que la tarea es investigar no sólo el por qué de las cosas sino también como se emplean así la curiosidad es insaciable y, en la investigación, está consustancialmente asociada al carácter imprevisible de los resultados. La investigación es un proceso interminable, con un destino que nadie puede predecir con precisión. En la medida que los resultados inesperados –generados por la investigación en el laboratorio- sean, cada vez más, una condición previa para futuras innovaciones, mayor será la presión para controlar la producción del conocimiento, para encaminar la investigación en direcciones específicas y para domar la curiosidad científica. Pero no se debe limitar la curiosidad con excesiva severidad, para que no se pierda la capacidad de la ciencia de producir conocimiento nuevo.
El dilema por cierto, decisivo es que hoy apreciamos la curiosidades apasionadas de un Albert Einstein o un Richard Phillips Feynman, .que poseían un sentido pragmático de la vida, Pero también queremos controlar las consecuencias imprevisibles a las que conduce la curiosidad. El dilema debe resolverse permitiendo que se proteja y se apoye la curiosidad, mientras que, paralelamente, se intenta capturar aquellos frutos de la curiosidad que benefician a la sociedad. Cómo lograrlo es algo que debe negociarse continuamente en la esfera pública. Las contradicciones irreductibles seguirán existiendo y allí reside la ambivalencia que caracteriza la postura de las sociedades modernas frente a la ciencia.
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